El erotismo es un concepto abstracto y polisémico, cuya definición supone un desafío debido a su longevidad y, sobre todo, a su universalidad. Por estas razones, los acercamientos teóricos acaban por recurrir a todo tipo de herramientas para delimitar sus fronteras: la comparación por contraste, por ejemplo, con la pornografía o con lo obsceno; la búsqueda de unos criterios que ayuden a establecer sus rasgos como género literario, véase el caso de la narrativa erótica; o la constatación de su naturaleza liminar. En consecuencia, lo erótico se asume como una característica escurridiza que cada lector interpreta desde su subjetividad histórica, social o moral. También encontramos miradas más actuales sobre el erotismo y su relación con aspectos como la violencia, la importancia del género en su representación artística o su legitimidad en los discursos fuera de lo hegemónico, es decir, desde la otredad que suponen perspectivas como el homoerotismo o la transexualidad.
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